Las cosas del campo




Cuando florecen las encinas, decía, hay que temblar.
Se anuda la delicia en la garganta.
Pasa como cuando llora un hombre fuerte y maduro,
cuando viene un estremecimiento a colmar una plenitud.
Hay en ello algo humano, “sazón de todo”.
Igual con las encinas, con las jóvenes y las viejas, que todas florecen.



JOSÉ ANTONIO MUÑOZ ROJAS 1909-2009
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