De Conciencia, fotones y ondas...

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Se aplica el término salto cuántico al cambio de estado de un electrón que pasa de un nivel de energía menor a otro mayor, dentro de un átomo mediante la emisión o absorción de un fotón.

Los saltos cuánticos son la única causa de la emisión de radiación electromagnética incluyendo la luz, que ocurren en unidades cuantizadas llamadas fotones.

Lo que define cuál ha de ser la matriz de consciencia de una unidad, llámese planeta, o ser humano, es la energía de luz que estamos capacitados para asimilar.

Las frecuencias de luz se producen como pulsaciones, y el ritmo de las mismas condiciona los ciclos. La Tierra, por ejemplo, es muy vulnerable a las emisiones electromagnéticas de las explosiones solares.

Estas frecuencias viajan como ondas, llevando paquetes de información nueva, que provocan un ordenamiento más complejo en todos los niveles, desde el solar y planetario, hasta el molecular, con el consiguiente salto quántico en la apertura de consciencia y la evolución de la vida.

Las frecuencias elevadas, que están llegando a la Tierra, activan y aceleran la vibración de nuestras células, y ellas reaccionan irradiando calor hacia los espacios vacíos que las rodean. Esta implosión despierta algunos códigos dormidos del ADN, y expande la información nueva hacia los núcleos de otras células, las que también se activan.
Así nuestro cuerpo es el escenario de una re-configuración en cadena, que resultará en una expansión de la conciencia, que es correspondiente con una forma material más sutil y más perfecta.

La mejor forma de comprender este proceso es tomando en consideración que, a nivel molecular, el cuerpo físico contiene ondas de energía que responden de inmediato a la interacción con frecuencias más elevadas, adaptándonos a ellas haciendo cambios en nuestros patrones biológicos.



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