Amapola

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Maravillosa y erguida en un mar de asfalto gris, indiferente ante la infinidad de vehículos que circulaban a toda prisa en una mañana como otra cualquiera... allí estaba ella nacida en una rendija de la mediana del puente de mis tormentos.

Cuando la vi no pude dejar de sonreir y entendí que me anunciaba la nueva primavera.

A la vuelta del trabajo la he buscado, allí seguía solitaria, esplendida, y le he vuelto a sonreir.

Hoy la amapola ha sido la protagonista de mi día.


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